miércoles, 12 de marzo de 2014

La Palabra Gubernamental

Hace unas semanas, abría la entrada del blog refiriéndome a la contradicción asociada al énfasis que le he dado a los datos cuantitativos a la hora de analizar un fenómeno con tantos matices cualitativos como las políticas educativas. Sin embargo, en esta ocasión, le doy la mirada a algo eminentemente cualitativo, en este caso, el discurso de la ministra de educación de Colombia, María Fernanda Campo en el marco de la presentación del informe de la Fundación Compartir sobre docencia en Colombia.

Aunque se podría pensar que un discurso como este es básicamente un evento protocolario que poco o nada concreto dice, es interesante ver algunos de los puntos que la ministra identifica como problemáticos en relación con la mejora de la calidad en la docencia del país, siendo el primero el relacionado con la formación docente; la idea de una acreditación reestructurada y exhaustiva a los programas de licenciatura es un primer paso necesario a la hora de garantizar que los programas de licenciatura formen docentes de calidad, y mas importante aún, reconoce que para lograr dicho objetivo es necesaria también una reforma a nivel de las normales. 

Resulta meritorio que desde el ministerio se reconozca la problemática asociada a la representación social del docente, el hecho que dicha carrera, en la actual idiosincrasia Colombiana, no es vista como una opción deseable por parte de los padres hacia sus hijos, en marcado contraste con el discurso político pro-educación que ha rondado en estas épocas electorales. En este sentido, la idea de becas y estímulos que hagan deseable la carrera de licenciatura para los bachilleres son un paso en la dirección adecuada, pero es aún mas importante que Campo reconozca, dentro del discurso, el papel que pueden llegar a tener los medios de comunicación en la presentación de una imagen constructiva y admirable del docente. Desde el punto de vista legal, también se reconoce la necesidad de la creación de un estatuto único para los docentes del país, dejando en claro que la evaluación docente, a pesar de los deseos de algunos sectores, es un inamovible.

En términos generales, la revisión al discurso gubernamental demuestra que se está haciendo un esfuerzo para lograr políticas que sean mas que un catálogo de buenas intenciones, como suele pasar en el matrimonio entre política y educación. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que estas políticas tienen un componente importante de efectividad a largo plazo, sugiriendo su carácter de políticas de estado que van mas allá de administraciones particulares, pero lo mas importante es que se reconoce que las políticas formuladas deben apuntar al fortalecimiento de la calidad en la educación antes que la entrega de beneficios y prebendas a los docentes.

miércoles, 5 de marzo de 2014

La Identidad Está En El Acento

Una de las preguntas que dejaba en el aire la entrada de la semana pasada sobre la idea del hablador nativo como un profesor de idioma extranjero casi que automáticamente era la relacionada con la identidad cultural. Si bien esta pregunta es una pregunta que se refiere a elementos de una naturaleza claramente teórica, también se puede asociar con un aspecto mas tangible, como es el acento y las fonologías asociadas al primer idioma de los estudiantes del idioma extranjero en cuestión (Para propósitos de esta discusión, el inglés).

Volviendo a lo que originó esta discusión, es decir, las campañas de Open English, es posible ver como una de los puntos en los que la plataforma hace mayor énfasis a la hora de promocionarse es la ventaja que trae un profesor nativo a la hora de lograr una buena pronunciación. 


La pregunta que cabe hacer en este caso es ¿Que hace que una pronunciación en particular sea mejor que las otras? Para responder esa pregunta, es necesario establecer un criterio de calidad objetivo, frente al cual, la eficiencia comunicativa puede ser un buen candidato, es decir, una pronunciación determinada puede ser considerada apropiada siempre y cuando quien la usa pueda ser comprendido de manera apropiada en un contexto cualquiera. Este criterio, de una naturaleza eminentemente funcional, tiene un amplio espectro que permite reconocer los efectos particulares de ciertos idiomas sobre la pronunciación de la lengua inglesa. 

Un ejemplo que puede resultar muy familiar para nosotros los hispanoparlantes es la adición de una 'e' al comienzo de las palabras que inician con una 's', de tal manera que palabras como 'Star', 'Special' o 'Steven' se convierten en 'Estar' 'Especial' o 'Esteven'. Si bien este es un rasgo que identifica a los hispanoparlantes no es un rasgo que impida una comunicación efectiva, a diferencia, por ejemplo de la dificultad que tienen los hablantes árabes de distinguir entre los fonemas iniciales de las palabras 'Chair' y 'Share', lo que puede prestarse para algunas confusiones.

Sin embargo, esta no es la lógica adoptada por Open English (Y muchos otros servicios de enseñanza de lengua inglesa); comerciales como el que acompaña esta entrada (Y otros lanzados recientemente) refuerzan la idea que el efecto de la fonología propia, en este caso, la fonología española de Latino América es perjudicial para el 'Buen Inglés' (Lo que sea que eso signifique) y la única manera en la que se puede hablar ese buen inglés es aprendiéndolo a hablar como los nativos.

Así, a partir de esta lógica, vemos como se refuerza la relación de dependencia política y cultural que se puede asociar a la enseñanza de idiomas extranjeros, mientras se ataca la identidad cultural de quienes los aprenden y se ignora la dimensión de lengua franca adquirida por la lengua inglesa. Una realidad que debe ser entendida por, entre otras instancias, los programas de educación pública bilingüe que se llevan a cabo en Colombia y que han elegido ignorarla con consecuencias perjudiciales para el desarrollo de los mismos programas.

miércoles, 26 de febrero de 2014

El Pasaporte Como Credencial de Enseñanza

Los últimos años han visto el crecimiento y expansión de Open English, la plataforma en línea para el aprendizaje de la lengua inglesa que (De acuerdo a sus cifras) ha crecido casi que exponencialmente en su número de estudiantes matriculados, pasando de 5000 en 2010 a casi 70000 en la actualidad. Fundada por los venezolanos Andrés Moreno y Wilmer Sarmiento, la plataforma capitalizó en la necesidad a nivel empresarial de la adquisición de competencia en la lengua inglesa para ejecutivos, yendo mas allá del ámbito empresarial, y presentándose como una alternativa para que cualquiera pueda aprender lengua inglesa de forma rápida y efectiva.

A la hora de promocionarse fuera del mercado de 'Inglés para ejecutivos', Open English se ha apoyado en dos puntos para atraer estudiantes: El primero, la conveniencia asociada a aprender en el momento que uno pueda y quiera debido a su componente en línea, y el segundo, el plus que, según Open English, representa tener instructores angloparlantes como garantía de calidad y efectividad en el proceso de adquisición de la lengua (Para propósitos de discusión, en esta entrada uso el término 'Angloparlante' como sinónimo de 'Hablador nativo').

Este segundo punto es el que lleva a la discusión. Si bien la idea que un angloparlante está mejor calificado para enseñar la lengua inglesa por virtud sola de su nacionalidad no es nueva, las implicaciones de esta idea siempre resultan en un sentido, problemáticas, por otras dos razones. En un primer lugar, refuerza la idea, expuesta por autores como Bonny Norton sobre las relaciones de poder asociadas con la enseñanza de lenguas extranjeras, y como el que las enseña tiene un grado de poder sobre aquel que las está aprendiendo, una idea explorada con mas profundidad por la autora en su trabajo con mujeres inmigrantes en Canadá. Cuando Open English promociona como una de sus grandes ventajas el contar con instructores angloparlantes, refuerza esa relación de poder y todo lo asociado a ella, como la percepción de prestigio asociada con tener instructores angloparlantes y el desconocimiento de la capacidad de los instructores que no lo son, y de paso, invisibilizándolos dentro de la comunidad de enseñanza de lengua inglesa.

La segunda implicación tiene que ver con la contradicción que la postura de Open English representa dentro del actual paradigma. De la misma manera que el latín en el apogeo del imperio Romano, las dinámicas de globalización económica y política han convertido al inglés en una lingua franca, categoría de análisis que ya ha recibido atención por autores como Suresh Canagarajah y Julianne House, y en tanto lengua franca, utilizada en cada vez mayor proporción por hablantes que no tienen el inglés como primera lengua, la idea de un 'Acento correcto' o mejor que los otros pierde relevancia por cuanto la lengua deja de ser el patrimonio exclusivo de un grupo cultural.

Si bien este tema tiene otras dimensiones, como la relacionada con la identidad cultural, es necesario abrir una discusión como la de esta entrada con el fin de desvirtuar una idea alrededor de la idoneidad para enseñar lenguas extranjeras la cual ya no tiene relevancia y abrir una discusión al respecto.

miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Como saber quien es el mas educado?

En el momento en el que empecé a planear la entrada de esta semana, me empecé a dar cuenta de una suerte de contradicción que, siento Yo, se ha venido gestando en el espíritu del blog. En entradas anteriores, he defendido la idea que el análisis de estadísticas por si solo no puede proveer una imagen completa del panorama sobre la efectividad de las políticas de educación; por otro lado, otras entradas se han valido de análisis estadísticos para proponer conclusiones y observaciones en relación a la efectividad de las políticas educativas. 

En esta ocasión, la contradicción se sirve, de nuevo, de los buenos oficios de Javier Moreno para manifestarse. En esta ocasión, mediante el análisis hecho por Javier de los resultados del año 2013 obtenidos a nivel municipal en las pruebas Saber 11, las pruebas presentadas por los estudiantes de grado 11 en los colegios de Colombia. 

El análisis, disponible en este vínculo, se concentra en los resultados de los colegios públicos habida cuenta de la proporción significativa de estudiantes del país matriculados en estas instituciones. Tal y como se presentan, los resultados dejan en claro el rezago de los estudiantes en su desempeño en matemáticas, tanto por si mismo, como cuando se compara con el desempeño en lenguaje. Un resultado que se hace aun mas preocupante si se tiene en cuenta que las posibilidades de inserción del país en las dinámicas del intercambio científico y tecnológico se verán afectadas si sus jóvenes salen del colegio y entran a las universidades con deficiencias en su conocimiento matemático.

Cuando estas estadísticas aparecen en forma gráfica, se podría pensar que se podrían visualizar patrones para adelantar conclusiones de mayor rango. Sin embargo, este no es exactamente el caso. Como lo muestran estos dos mapas, la distribución no tiene patrones que sean fácilmente discernibles, un eclecticísmo estadístico que se hace mas notable a la hora de ver los resultados de lenguaje. Aunque parece haber cierta concentración de resultados altos a lo largo de los departamentos de las cordilleras, esta no es lo suficientemente significativa como para arrojar conclusiones sólidas alrededor del nivel de desempeño de los estudiantes en estas regiones. Los municipios y departamentos de la costa pacífica muestran un desempeño particularmente bajo con respecto a los de las cordilleras, e incluso frente a los de los llanos orientales, aun cuando los datos de departamentos como Vaupés, parte del Amazonas y casi toda Vichada están ausentes.

En ambos mapas, el departamento de Antioquia plantea interrogantes interesantes. Durante la administración del actual gobernador Sergio Fajardo, el desarrollo del aparato educativo ha sido una prioridad, no en vano, Fajardo se refiere al departamento como 'Antioquia la mas educada', planteando, con razón, la pregunta sobre si el discurso del gobernador ha tenido efectividad o es solo eso, discurso con un matiz electorero. Comparando a Antioquia con otros departamentos como Cundinamarca (Incluyendo al Distrito Capital) o el Valle del Cauca, puede verse como la proporción de municipios de buen desempeño es mayor que otros departamentos (Aunque la diferencia no sea muy grande), lo que nos lleva a la primera conclusión que puede llegar a arrojar este análisis: Si queremos saber si las políticas educativas que se están implementando son efectivas, tenemos que esperar a que los estudiantes que las estén recibiendo lleguen a los puntos de su formación en los que son evaluados. 

Pero mas importante aún, estos resultados ponen de manifiesto la falta de comunicación a nivel regional que resulta en departamentos vecinos cuyos municipios tienen resultados dispares. Una situación que debe ser atendida por el Ministerio de Educación en su rol de centralizador y coordinador para garantizar la construcción de una base de conocimiento en políticas de educación que pueda dar un sentido de continuidad y bases de trabajo para futuros desarrollos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Políticas vs. Politización

Viene otra época electoral y, como suele ser costumbre, la educación se convierte en la cacareada palabra clave que usan todos los candidatos, desde el candidato a la alcaldía de un pueblo perdido en el Cesar, hasta el que encabeza las encuestas presidenciales. Y realmente tiene una explicación fácil. Como lo sugiere Richard Tamayo en Las 2 Orillas, la creencia de la educación como solución a los males de la sociedad hace que se convierta en una base fácil para las propuestas de los candidatos.

Y como suele pasar con esos términos manoseados hasta el hartazgo, las propuestas sobre el tema son mas bien sosas. En un ejercicio básico de análisis de discurso, es posible darse cuenta lo mucho que se habla y lo poco que se dice al respecto. Propuestas sosas como 'Asegurarnos que las profesoras les den afecto a los niños' o 'Invertir para tener una educación de calidad' se hacen mas y mas frecuentes, y volviendo al símil que presenta Tamayo en su columna, todos miran a la mas bonita, pero nadie baila con ella.

¿Cual es la consecuencia de todo ello? Las políticas educativas terminan por convertirse en una tierra de nadie, donde cualquiera puede llegar y hacer o decir lo que quiera y salirse con la suya. Un ejemplo claro es la preponderancia que ha adquirido la noción de cobertura. Cada candidato compite por decir quien es el que tendrá mas estudiantes matriculados, pero no dice donde van a estarlo, o como son los colegios en los que estarán. Compiten para ser el que mas colegios promete pero no dicen como serán esos colegios, y la promesa de ser el que mas recursos le de a la educación da pie a fenómenos de corrupción y malgasto de los recursos públicos. Recordemos por ejemplo, el escándalo de la Secretaría de Educación Distrital y la Red Alma Mater en 2011. La obsesión con los números como indicadores de gestión y calidad ha hecho que la formulación de políticas educativas se convierta en el reino de una tecnocracia in extremis que desconoce las sutilezas de las comunidades.

Al otro lado del péndulo están los sectores políticos que reconocen el botín político de las agremiaciones sindicales de docentes y apelan al denominador común mas bajo; reclamar como propias las banderas que son mas populistas y aseguran votos, independiente de la pertinencia de las mismas. Ante este panorama, la solución es la despolitización: Un esfuerzo y compromiso de los sectores y partidos políticos para desprender el componente gobiernista de sus políticas educativas, convertirlas en políticas de estado, donde los cambios en su curso obedecen a una intención genuina de mejorar su calidad en lugar de acomodar los intereses de la administración de turno.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Qui docet docere?

En aras de la transparencia y antes del inicio de esta entrada quiero aclarar que en mi calidad de docente de la Secretaría de Educación Distrital, estoy afiliado a la Asociación Distrital de Educadores - ADE, desde octubre de 2010. Dicha afiliación en ningún momento compromete mis puntos de vista alrededor de los temas expuestos en esta entrada en particular, o el blog en general.



La entrada inaugural de este blog, que discutía algunas de las implicaciones asociadas a los resultados en las pruebas PISA por parte de los estudiantes colombianos, aclaraba como este es un problema multidimensionado en el que las políticas públicas solo llevan parte de la responsabilidad en toda la situación, y en el que los docentes tienen un grado de responsabilidad que no han podido (O no han querido) asumir.

Para darle una mirada a este tema, debemos tener en cuenta una complicada realidad que apunta a como, en Colombia, la profesión docente goza de tan poca estima social, no en vano, las elecciones presidenciales de hace cuatro años vieron como Juan Manuel Santos usaba de manera condescendiente el título 'Profesor' para debatir con Antanas Mockus. Como consecuencia de esta poca estima social hacia la profesión docente, esta no es una profesión que sea buscada por los jóvenes bachilleres que eligen continuar su educación al finalizar el colegio, como lo sugiere este editorial de El Espectador, que hace eco de las estadísticas que se han citado en otras ocasiones sobre la calidad de los estudiantes que llegan a las carreras de licenciatura, dejando en el aire una pregunta inquietante, ¿Si los que fueron estudiantes mediocres ahora son profesores, que educación están recibiendo los que ahora son estudiantes?

El hecho que sea una pregunta tan cargada hace que hacerla sea difícil y responderla aun mas; puede ser fácilmente interpretada como un ataque ad hominem a los docentes, ángulo que ha sido aprovechado hábilmente por instancias sindicales, como es el caso de FECODE, que a lo largo de los años, ha montado un elaborado discurso alrededor de la idea de evaluación docente (Uno de los temas en el corazón de la pregunta), afirmando que es un artilugio neoliberal y poniéndole el odioso remoquete de 'Evaluación - Sanción', mientras que se aferran a la tesis de la docencia escolar como actividad exclusiva a quienes tienen escrito 'Licenciado' o 'Licenciada' en su diploma universitario y oponiéndose de forma casi fanática a la idea que lleguen profesionales no licenciados a las aulas de clase. 

Volviendo al tema de los efectos de la poca estima social de la profesión docente, se podría argumentar que los esfuerzos en lograr estabilidad salarial y laboral a los docentes, y los estímulos en escalafón basados en formación de posgrado (Entre otros) han sido esfuerzos para atraer a los profesionales a la docencia, sin embargo, estos esfuerzos han tenido un efecto infortunado en la medida que lejos de atraer 'sangre nueva' al magisterio, la han convertido en una especie de escampadero, donde el cumplimiento de estándares mínimos de calidad laboral y educativa es necesario para garantizar la permanencia y la excelencia no es reconocida o estimulada de forma significativa.

En este escenario, sería razonable afirmar que, independientemente de la efectividad de los esfuerzos institucionales para incrementar la calidad docente, es evidente que buena parte de la responsabilidad actual recae en los docentes y en las organizaciones que han constituido, las cuales, se han dedicado mas a pedir reivindicaciones desde lo sindical, pero han hecho poco para una constitución gremial efectiva que tenga su importancia como garantes de calidad educativa.

ADDENDUM: Después de publicada la entrada, me encontré, gracias a Francisco Mejía, con esta entrada en el blog Desarrollo con Impacto, escrita por Rosangela Bando que plantea tres puntos muy claros para hacer efectiva la evaluación docente.

miércoles, 29 de enero de 2014

Coberturas y Burbujas

Javier Moreno, matemático colombiano residente en Canadá y columnista ocasional del diario El Espectador, ha compartido conmigo una serie de mapas sobre cobertura escolar que arrojan conclusiones interesantes sobre el asunto de cobertura escolar en primaria.

Los mapas (Disponibles en su versión de tamaño original en este vínculo que recomiendo abrir), nos muestran dos proporciones: La primera, la de niños en transición y primaria sobre el total de niños de 5 a 15 años en el departamento, seguida de la proporción de estudiantes de bachillerato entre niños y jóvenes de 10 a 20 años en cada departamento.

Para entender lo que nos dice el primer mapa, debemos tener en cuenta que en el rango de 5 a 15 años de edad, aproximadamente 5-6 años se pasan en la educación preescolar y primaria; en un escenario en el cual el niño entra al preescolar alrededor de los 5 o 6 años y entra a la secundaria sobre los 11 años podríamos asumir que aproximadamente entre el 50 y 60% de niños en ese grupo etáreo deberían estar matriculados entre preescolar y primaria, una proporción que se cumple a grandes rasgos en buena parte del territorio nacional, siendo Guaviare una excepción notable por lo alarmantemente baja, mientras que Casanare, Chocó y los departamentos del norte de Colombia como Magdalena, César y Guajira muestran niveles inusualmente altos. Mientras que el caso de Guaviare nos habla de niveles muy bajos de cobertura o de un fracaso de las iniciativas gubernamentales para garantizar la matrícula, los otros departamentos nos muestran situaciones de altos niveles de población extraedad, niños de 12 años o mas que aun estén cursando la primaria, lo que trae consecuencias en términos de calidad educativa y convivencia en el aula de clases.

El segundo mapa presenta una situación que aunque similar en algunos casos a la del primero, es en otros mas dramática. Acá debemos tomar en cuenta que del rango de 10-20 años, los estudiantes pasan aproximadamente unos seis o siete años, asumiendo que entren a la secundaria sobre los 11 o 12 años y se gradúen sobre los 17 o 18 años (Reconociendo la posibilidad de los estudiantes graduados bordeando los 19), una proporción entre el 0.5 y el 0.7. Podemos ver como buena parte de los departamentos se mantienen dentro de esa proporción. Sin embargo, los departamentos que están fuera de la media tienden a estar en la parte baja de la distribución, como es el caso del Chocó, y las alarmantemente bajas proporciones de los llanos orientales y la Guajira, que apuntan a posibles situaciones de deserción escolar una vez completan la primaria.

En términos generales, los mapas (Especialmente el segundo) apuntan a la tendencia de las políticas de cobertura y calidad a la centralización regional, es decir, su efectividad en el distrito capital y las regiones donde el gobierno central logra tener influencia, mientras que la periferia está rezagada, en algunos casos, de manera alarmante. Resulta claro que las políticas institucionales de cobertura han tenido un efecto sensible, sin embargo, también es claro que esto es dependiente de la presencia institucional y en algunos casos, de consideraciones culturales (Estoy pensando en la Guajira y estoy consciente que es una afirmación aventurada). Estos dos mapas presentan conclusiones interesantes que deben ser tenidas en cuenta y analizadas.

(Los datos utilizados por Javier para la elaboración del mapa están disponibles acá. )

miércoles, 22 de enero de 2014

El primer día de los padres

De nuevo, la coyuntura institucional en la que me encuentro me provee con un punto de vista para abordar en el blog.

Aunque es una imagen con algo de cliché, la imagen del niño que va de la mano de su profesora de preescolar mientras su madre se muere de los nervios es real, y ese hecho prueba que el inicio de la vida escolar es una experiencia tensionante tanto como para los niños como los padres, lo que presenta la pregunta en los colegios sobre como se debe abordar la relación con los padres en los primeros años de la escolaridad. Para propósitos de la discusión y de mi experiencia, me concentraré en el ciclo inicial que comprende preescolar, primero y segundo.

Estos cursos presentan un desafío importante por cuanto hay un riesgo significativo que los padres terminen convirtiéndose en 'Padres helicóptero', esos padres que literalmente flotan como helicópteros sobre los colegios, pegados de los niños y los profesores, impidiéndoles a los primeros apropiarse del colegio como un espacio distinto al hogar, e importunando a los segundos impidiéndoles hacer su trabajo de forma apropiada. 

Frente a este problema, ¿Como se puede actuar? La respuesta se apuntala entendiendo una verdad clara: En estos casos, es el primer día de colegio tanto para niños como para padres (Por lo menos, en muchos casos de los padres), y así como uno de los objetivos del primer ciclo es la formación de hábitos que permitan que los estudiantes aprovechen el ambiente escolar, estos hábitos también deben formarse en los padres, una labor que recae en los docentes y directivos, y, a medida que avanza el tiempo, en los estudiantes.


miércoles, 15 de enero de 2014

¿Profesores o Gerentes?

La actual coyuntura laboral en la que me encuentro me ha puesto en un contacto mas cercano con el proceso directivo de una institución educativa, y en virtud de este contacto he considerado que es válido aprovechar el espacio de esta semana para abordar una pregunta que siempre ha rondado la discusión sobre educación, ¿Que se necesita en el rector de un colegio, que sea profesor o gerente?

Una línea discursiva recurrente en los espacios de discusión sobre educación apunta a la lamentación sobre como la educación está convirtiéndose en un asunto de gerentes y no de educadores, y es una lamentación que puede tener un fundamento válido, a fin de cuentas, la educación de niños y jóvenes es un proceso que requiere una mentalidad y punto de vista muy distintos a lo que pudiera ofrecer un frío gerente obsesionado con la eficiencia de los procesos, una comunicación con los estudiantes, docentes, y padres que solo un educador puede dar, no en vano, es común dirigirse a un rector como profesor o profesora.

Un argumento que sin embargo, es contrastado ante la fría realidad: A fin de cuentas, un colegio tiene que pagar las cuentas, hacer pedidos y manejar sus recursos, mejor dicho, tiene que funcionar dentro dentro del 'Mundo real', y si un rector se concentra demasiado en mallas curriculares y estudiantes con problemas de conducta, esas cosas, al parecer tan mundanas, pueden convertirse en bombas de tiempo que pueden estallar con consecuencias significativas. En un contexto como el de la educación pública, las presiones ante las que se enfrentan los rectores son mucho mas fuertes, por cuanto su calidad de servidores públicos los pone ante los ojos supervisores de entidades como la Procuraduría General de la Nación o la Personería Distrital (En el caso de Bogotá), y de una serie de disposiciones legales que establecen recios límites frente a su capacidad de toma de decisiones que apunten a procesos educativos de calidad, dando pie a situaciones como las exploradas en la entrada que inauguró este blog. 

La solución, que como en muchas otras situaciones, se encuentra en el punto medio, viene a ser uno de esos términos que vienen a convertirse en clichés pero que originalmente tenían un significado claro y discernible, como viene a ser la noción de la gerencia educativa. El directivo docente debe estar consciente que su labor gerencial se lleva a cabo en un espacio que no puede entenderse bajo las lógicas empresariales tradicionales, lo que le da una ventaja a los docentes que adquieren elementos de gerente frente a quienes recorren el camino inverso. Y esta mentalidad debe estar acompañada de disposiciones legales que también entiendan esta situación, lo que pone de manifiesto la necesidad de legislación hecha por educadores para educadores, que convierta la gerencia de las instituciones educativas en una labor potenciadora y no limitadora.

miércoles, 8 de enero de 2014

Que Evalúan Las Evaluaciones?

Las pruebas PISA del programa internacional de evaluación de estudiantes y que miden el desempeño de los estudiantes en matemáticas, lenguaje y ciencias revelan que a Colombia no le va particularmente bien. Aunque no es el último de Sur América, está lejos de Chile (El primero del continente) y cerca a Perú, el último de la lista. Como alguien que lleva educando a un grupo de niños desde primero de primaria, quisiera anotar un par de cosas al respecto. 


 1. Educar Para Evaluar NO SIRVE: Lo veo todos los días en el colegio donde laboro (Público, en aras de la claridad). Desde los niños de tercero y quinto, que tienen que presentar las pruebas SABER hasta los muchachos de grado once que tienen que presentar lo que antes se llamaba examen del ICFES; desde el comienzo del año la discusión en el consejo académico es ‘Como hacemos para subir los resultados?’ Tiene sentido, las instituciones con buenos resultados adquieren mas relevancia y en algunos casos, mas recursos. 

El problema consiste en que cuando todo un proyecto académico está orientado a obtener resultados, logra todo lo contrario, se genera una ansiedad de evaluación en los estudiantes, que aprenden solo en función de los exámenes e inevitablemente fracasan. A eso, hay que sumarle que -En general- los sistemas de evaluación institucional también tienen la tarea de reducir los niveles de repitencia para evitar grupos muy grandes (Ver punto 2) lo que hacen bajando los estándares de aprobación hasta pisos inconcebibles que dejan a los estudiantes pésimamente preparados.


 2. Cantidad: El aparato educativo Colombiano está peligrosamente obsesionado con la cantidad. Asume, de manera equivocada, que lo importante es la cobertura, definida como número de niños matriculados (Lo que ha llevado a que en algunos colegios se presenten casos de ‘Estudiantes fantasma’), lo que ha llevado a escenarios como cursos de primero de primaria con 40 niños y grupos aun mas grandes en bachillerato. Y a esto, hay que sumarle el perjuicio que ha resultado la media jornada (Otro intento de garantizar cobertura sin invertir en infraestructura) que inevitablemente también sacrifica la calidad en aras de la cantidad. 

Cuando salen este tipo de noticias siempre se apunta el dedo acusador a los docentes, y si bien cargamos con un nivel de responsabilidad, también es cierto que esta responsabilidad es consecuencia de un aparato educativo con serias falencias estructurales, que trata a los docentes como simples operarios de una cadena y no los reconoce como generadores de conocimiento en educación, lo que conduce a una serie de vicios en los docentes los cuales veo día tras día; sin embargo, el mapa de las responsabilidades es aún mas complejo. 

Como lo sugiere Richard Tamayo en su columna para Las Dos Orillas, es necesario entender el contexto de las pruebas. Si fueron administradas en 2012 a los estudiantes de décimo grado, quiere decir que estamos hablando de estudiantes que ingresaron al colegio en el año 2003, es decir, que durante dos tercios de su escolaridad estuvieron bajo las políticas educativas de la administración de Álvaro Uribe. Son los estudiantes de la doble jornada, de la promoción automática (Ambos temas protagonistas de una futura entrada), políticas las cuales apuntaban a garantizar altos números de niños matriculados y nada mas. 

El análisis de Tamayo tiene mas aristas que es necesario mencionar. Una lectura de los resultados por ciudades revela la caída significativa en desempeño de Bogotá entre 2009 y 2012, una caída que es preocupante no solo por presentarse en la capital de Colombia sino que, también, debe ser interpretada dentro del contexto político. Resulta inevitable preguntarse que pasó con toda la inversión que hicieron las administraciones de Lucho Garzón (2004-2008) y Samuel Moreno (2008-2012) en educación; recordemos que ambas administraciones proclamaron a los cuatro vientos la prioridad que tenía la educación en sus agendas de gobierno, convertidas en cuantiosas inversiones en infraestructura, contrataciones de materiales como mobiliario escolar y refrigerios y contrataciones de personal docente. Sin embargo, si hacemos cuentas, también nos damos cuenta que los estudiantes bogotanos evaluados también han pasado buena parte de su escolaridad bajo estas dos alcaldías. Porqué no fue efectiva la inversión hecha en esas administraciones entonces? Acaso estuvo manchada del aparato de corrupción que fue la administración Moreno? Que pasó en la administración Garzón?

La situación actual requiere un análisis juicioso de los fallos estructurales en el aparato educativo público en Colombia que dieron pie a la situación actual, y si bien esta entrada apunta a dar una mirada a la responsabilidad gubernamental en el tema, la principal responsabilidad cae en los docentes, que son a fin de cuentas, los encargados de la ejecución gubernamental. Sin embargo, este es un tema que requiere una mirada mas grande que trataré de dar en siguientes entradas del blog,